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domingo, 15 de enero de 2017

Tommy Mottola, olfato para la música y tacto para las mujeres

Tommy Mottola despidió el año regalando a su esposa Thalía un bolso de piel de cocodrilo que perteneció en su día a Marilyn Monroe y que le costó 35.200 euros. Y, para dar la bienvenida a 2017, se convirtió, gallardo, en el gran defensor de su exmujer, Mariah Carey, tras el descalabro de la cantante en Nochevieja en Times Square. El productor escribió una carta a Page Sixen la que califica a Carey, de la que se divorció en 1998, de “icono global y un tesoro con enorme talento”, pero recalca que está mal aconsejada y debe replantearse su carrera. La artista anunció la pasada semana que se toma un tiempo lejos de los focos para reflexionar.
Todos aquellos que habían puesto a Mottola en el cajón del productor musical millonario casposo que va renovando contratos matrimoniales con las estrellas más jugosas de su plantilla, tienen así que revisar su opinión sobre él, rascar en ese pelo teñido y ese rostro ya demasiado estirado para encontrar al caballero que se esconde detrás. Retrotraerse a los inicios de ese hombre de 67 años, padre de cuatro hijos, a su familia italoamericana y a su trayectoria musical de cinco décadas, incluyendo un intento fallido de ser cantante.
Quizá ese tropiezo inicial fue el que le llevó a confesar a Billboard cuando escribió su biografía, titulada Hitmaker, que siempre le gustó estar “en el asiento de atrás”, pero no le resultó fácil, teniendo en cuenta que Michael Jackson le acusó de racista, que produjo a artistas como Bruce Springsteen y Céline Dion y que, sobre todo, fue el primero en tener el filón de la música latina en EE UU, protegiendo bajo su paraguas a Jennifer Lopez, Ricky Martin, Marc Anthony o el matrimonio Estefan.
No tenía tanto oído para cantar o componer como para producir. O puede que su sentido más acentuado fuese el olfato para descubrir el talento y el negocio, desde su primer éxito en los setenta gracias a Hall y Oates hasta su última empresa como productor del musical, A Bronx Tale, basado en la película homónima de Robert de Niro y la historia personal del actor Chazz Palmintieri. Un gesto, además, muy emocional, pues él también nació en el denostado barrio neoyorquino, al que dice que debe gran parte de lo que ha aprendido en la vida. En 2013, aseguró en una entrevista con Esquire que dedicarse al marketing implicaba “entender las necesidades del consumidor cada hora”. Y, quizá por la disciplina militar con que sus padres intentaron meterle en vereda cuando era un joven rebelde, fue uno de los más hábiles en hacerlo.
“La primera vez que escuché a Bruce Springsteen cantando las palabras Strap you hands across my engines pensé: ‘Es la manera más ingeniosa de describir el sexo", dijo. De la misma manera que fue quien se atrevió a decirle a Michael Jackson en 2001 que Invincible era el título de su álbum, pero no su naturaleza en las listas de ventas, lo que causó la disputa mediática. Como cabeza de Sony durante 15 años —dejó el puesto en 2003—, sus cifras fueron mareantes: 8.000 millones de discos vendidos y beneficios de 65.000 millones de euros.
 Su gran error
 Su gran error llegó con los disgustos que le dieron Internet y el sistema de descargas p2p. “En vez de intentar acabar con Napster, lo tendríamos que haber abrazado”, diría luego arrepentido, pero en el siglo XXI todavía descubrió a Mika y a la Lindsay Lohan de sus mejores años.
 Su negocio más ruinoso quizá han sido sus tres bodas. Si la primera con Lisa Clark, madre de sus dos hijos mayores, le benefició en el ámbito empresarial —Clark era la hija de un ejecutivo de ABC Records— y tuvo que convertirse al judaísmo, las dos últimas se celebraron en la catedral de San Patricio, en la Quinta Avenida de Nueva York y fueron escandalosamente caras.
Mariah Carey, que perjura que Mottola fue el primer hombre con el que mantuvo relaciones sexuales, le pidió una boda como la del príncipe Carlos y Lady Di, y así fue en 1993, aunque luego con sus cifras de ventas se lo ha devuelto con creces Y el mundo latino,16 años después del enlace de Mottola con Thalía, aún no ha podido olvidar el traje de 70 kilos de peso y 66 kilos de las antiguas pesetas que lució la novia.