Cientos de miles de cubanos cantando a los gritos que "no pueden
conseguir satisfacción" era una escena impensada en la Isla hasta
anoche, cuando los Rolling Stones cerraron el histórico show gratuito en
La Habana con su tema más clásico, (I cant get no) Satisfacion ante una
multitud estimada en medio millón de personas, en el que recorrieron
sus principales hits y cautivaron a un público virgen en espectáculos
internacionales de tamaña magnitud.
El enorme predio de la Ciudad Deportiva de La Habana comenzó a llenarse
apenas abrieron las puertas, a las 14, hasta rebosar a las 20.30 (21.30
en Argentina), cuando la mítica banda londinense, fundada en 1962,
arrancó el esperado show con "Jumpin Jack Flash" en el que fue el último
concierto de la gira latinoamericana “Olé Tour 2016”.
Como ocurre en todo el mundo, apenas Mick Jagger, Keith Richards, Ronnie
Wood y Charlie Watts pisaron el escenario, acompañados por una sólida
banda, miles de celulares se elevaron para registrar el momento
histórico. Algo que no hubiera podido ocurrir hace sólo cinco años,
cuando la telefonía celular era casi inexistente en la isla.
"Sabemos que años atrás era difícil escuchar nuestra música en Cuba,
pero aquí estamos tocando para ustedes en su linda tierra. Pienso que
finalmente los tiempos están cambiando", dijo Jagger, en un trabajoso
pero entendible español, para aludir al rechazo que generaba en los
primeros años de la revolución la música cantada en inglés y, a la vez,
al momento de apertura que vive la isla, coronada a principios de esta
semana con la visita del presidente de EEUU, Barack Obama, fruto del
deshielo de las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana.
"Aquí estamos finalmente. Estamos seguros de que será una noche
inolvidable", agregó Mick, tras el primero de los muchos cambios de
ropa, incansable a sus 72 años para recorrer y bailar a lo largo de todo
el escenario.
“Toda la vida me los imaginé como algo imposible y ahora los tengo ahí,
no lo puedo creer. La única palabra que se me ocurre es espectacular”,
comentó Yuri, de 26 años, que integra el ballet de la Televisión Cubana y
se declaró fan de los Rolling Stones.
La misma emoción por estar viendo “algo histórico” manifestó Daciel, un
joven de 23 años nacido en Camagüey pero que vive en La Habana desde
hace cinco años, donde estudia ingeniería informática.
“Esto es increíble, en Cuba nunca hemos tenido espectáculos de este
tipo. Espero que de ahora en más, en esta nueva etapa que parece abrirse
con las buenas relaciones con EEUU comiencen a venir más bandas de
primer nivel”.
A pesar de la enorme cantidad de gente, absolutamente inédita para la
sociedad cubana, destacó la gran educación del público, que a escasos
metros del escenario esperó y bailó con cada tema sin molestarse, ni
discutir ni hacer los clásicos pogos.
La clave la dio Rigoberto, habanero de 45 años: “Somos un pueblo
disciplinado”, dijo el hombre, que aunque le gustan los Stones no es un
fan.
“Claro que es una de las dos grandes bandas de la historia, junto a los
Beatles, por eso estamos acá. Al pueblo cubano le gustan los buenos
espectáculos y este es algo fuera de serie, fantástico”, dijo señalando
el imponente escenario, con sus dos pantallas de video gigantes y
enormes columnas de sonido y luces, igual a los que se montaron en toda
la gira latinoamericana.
También se dieron cita familias enteras, ecuatorianos que estudian en La
Habana, mexicanos que extendieron sus vacaciones para no perderse el
show y también miles de jóvenes de tribus urbanas, metaleros con
piercings y tatus, remeras de Metallica, una banda que gusta mucho en
Cuba.
Promediando el show, Jagger volvió a utilizar el español para contar que
el jueves en la noche estuvieron en la embajada británica y que luego
fueron a un paladar a comer “arroz con frijoles, pero lo más rico fue
bailar rumba cubana en la Casa de la Música”, que acompañó la estricta
organización del show de los Rolling Stones en representación del
Estado, pero casi sin tener arte ni parte.
“Para los cubanos románticos”, dijo Jagger ante de arrancar con “Angie”,
y los celulares volvieron a subir para registrar la escena, generando
el denominado efecto constelación en la noche cubana.
Clásicos como ""umbling dice", "It's only rock and roll", "Paint it
black", “Honky Tonk Woman, "You got the silver" y "All down the line"
-elegida por sus seguidores en las redes sociales para esta cita- fueron
otros de los temas que inundaron de sonido la noche habanera con el
soporte de una banda integrada Darryl Jones en bajo, los teclados del
virtuoso Chuck Leavell y Matt Clifford; los bronces de Tim Ries y Karl
Denson; y los coros de Bernard Fowler y la sensual Sasha Allen, quienes
lo acompañaron en sus tres conciertos de febrero en el estadio Unico de
La Plata.
En la zona VIP se encontraban la top model Naomi Campbell, el actor
Richard Gere y, según se comentaba en la previa, el actor Leonardo Di
Caprio (aunque no pudo ser confirmado), además de músicos y
representantes de la cultura cubana.
En el escenario, Richards y Ronnie Wood protagonizaron sus clásicos
duelos de guitarra, con cigarrillo encendido en la boca o puesto entre
el dedo mayor y el anular mientas hacían un punteo. Ketich Richards tuvo
su segmento de protagonismo exclusivo cuando se hizo cargo de las voces
en "You got the silver", una clásico que fue lado B de "Leit it Bleed",
el discazo de 1969, y en "Before They Make Me Run" del disco "Some
Girls" de 1977.
Detrás, siempre flemático, como buen inglés, Charlie Watts marcó durante todo el tiempo el ritmo, con la precisión acostumbrada.
Sobre el final de la noche ya habían pasado grandes hits de la banda
como "Gimme Shelter", "Start me Up", "Sympathy for the devil" y "Brown
Sugar", entonces Jagger se despidió: "Muchas gracias Habana, buenas
noches".
El público tranquilo, como se dijo, tardó unos minutos en seguir los
gritos de las primeras filas, donde abundaban los extranjeros, hasta que
comenzaron a reclamar por los bises de “sus majestades satánicas”.
Volvieron con el coro cubano Entrevoces, que preparaba desde hace
semanas su participación en una exquisita versión de "You Can't Always
Get What You Want" que recibió una poderosa ovación que preanunciaba el
final de una noche histórica.
"¿Están listos?" gritó Jagger, y dos segundos después, se escuchó el
emblemático riff inicial de "Satisfaction", y allí todo el público
empezó a saltar. El concierto había alcanzado el pináculo del climax.
Los Rolling Stones saludaron desde el escenario, abrazos primero con
toda la banda, luego los cuatro fundadores se acercaron al proscenio y
volvieron a saludar rodilla en tierra. Los cubanos los habían esperado
mucho, aún sin saberlo, y ellos dieron un concierto inolvidable, sin
escatimar en nada, para entrar en la historia de los espectáculos
musicales de Cuba.