Hace 67 años, en 1948, McKinley Morganfield decidió grabar con Chess
Records su propia versión de un clásico tema del Misisipi, Cat Fish
Blues. En ese momento había dejado su ciudad natal para instalarse en
Chicago, tenía 35 años, bautizaba Rollin´ Stone a la canción e inscribía
–con slide y guitarra eléctrica– su alias cantor en la historia del
blues y de la música contemporánea: Muddy Waters, “Aguas pantanosas”. En
ese momento, Brian Jones tenía apenas seis años. Tendrá 20 cuando,
inspirado en el nombre de aquella canción, bautice a su banda: The Rolling Stones.
Y es que Brian soñó siempre con una banda de blues. "The Blues Had A
Baby And They Named It Rock And Roll" (El blues tuvo un hijo y lo llamó
Rock and roll) cantaba Muddy. Keith Richards y Mick Jagger querían hacer
crecer a ese nene.
"Well, my mother told my father/ just before hmmm, I was born/ “I
got a boy child's comin/ He's gonna be, he's gonna be a rollin Stone”.
(Y mi madre le dijo a mi padre/ justo antes de que yo naciera/ “tengo
un niño viniendo/ el será, el será un “rolling stone”), dice la canción
de Muddy Waters que tanto impresionó a Jones.
En la letra podemos notar que el uso del término “rolling stone” es
una analogía de su traducción literal: canto rodado, esas piedras
susceptibles de dejarse llevar tanto por la corriente de un río como por
inesperados movimientos de tierra. En el caso del tema se refiere a un
buscavidas, un trotamundos. ¿Qué otra cosa pueden ser considerados, hoy,
estos rockeros que a sus más de 70 años siguen sedientos e
impenitentes?
Los Rolling Stones hicieron buenas migas con su
ídolo: el 22 de noviembre de 1981, la banda asistió al concierto de
Muddy Waters en el Checkerboard Lounge de Chicago: terminaron tocando
juntos. Un DVD de aquella noche se editó el 2012. Es extraordinario.