Aunque el guitarrista de los
Rolling Stones, Keith Richards, consumió todo tipo de drogas en el
pasado, nunca le ayudaron a fomentar su creatividad y por eso decidió
dejarlas antes de que se convirtieran en algo más importante que su
música.
"Nunca sentí que me
ayudaran a ser más creativo. Sí que me mantuvieron despierto muchas
noches buscando más mercancía. Era algo que tenía que parar porque me di
cuenta de que hay experimentos que duran demasiado tiempo. Algunas
personas pueden manejarlo, pero otras no. Si las drogas se convierten en
algo más importante que la música, entonces has perdido la batalla",
contó el roquero en el programa 'Desert Island Discs' de BBC Radio 4.
La
música no solo ayudó a Keith a superar su adicción a las drogas,
también fue su tabla de salvación tras la muerte de su hijo Tara -fruto
de su relación con Anita Pallenberg, madre también de sus hijos Marlon y
Angela- en 1976 por muerte súbita, cuando tenía diez semanas de vida.
En aquel momento el roquero fue duramente criticado por dar un concierto
aquella misma noche tras enterarse de la noticia, aunque él afirma que
solo lo hizo por "instinto de supervivencia".
"Fue
un shock en ese momento. Recibí una llamada cuando estaba en París y
aquello había pasado en Ginebra y pensé que me iba a volver loco... a no
ser que diera ese concierto esa noche. Si solo me quedaba sentado
pensando en lo que había pasado, no sé lo que hubiera hecho. A lo mejor
fue solo instinto de supervivencia... Fue algo muy, muy duro. Sentía que
tenía un concierto y que tenía que subir al escenario. Me preocuparía,
me lamentaría y pensaría sobre ello después del concierto", añadió el
artista.