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viernes, 21 de julio de 2017

Radiohead rompió el boicot contra Israel y dio un concierto histórico en Tel Aviv

La banda británica dio su show más largo en 11 años ante 50 mil israelíes tras resistir las presiones de otros artistas para que no actuara en el Estado judío.
Después de soportar semanas de intensas presiones de grupos pro-palestinos y de figuras como el músico Roger Waters y el cineasta Ken Loach, el grupo británico Radiohead rompió en la noche del miércoles el boicot cultural sobre Israel frente a casi 50.000 personas en el parque HaYarkon, en Tel Aviv.
Es más, según salieron a comentar las páginas de fans en internet, el concierto, que pasó las dos horas, fue el más largo que ofreció la banda en los últimos once años.
Es común que cada vez que se anuncia un concierto en Israel se desate una batalla con el BDS, la sigla en inglés de "boicot, desinversión y sanciones", la organización que busca castigar a Israel por seguir ocupando territorios palestinos conquistados durante la guerra de 1967.
El BDS, que arrancó en 2005, ganó bastante tracción en los últimos años, y tiene al ex bajista y cantante de Pink Floyd como su figura máxima, y enlistó otros artistas como Loach y el también músico Brian Eno, entre muchos otros.
En meses recientes tocaron aquí músicos como Guns N' Roses y Elton John, pero la polémica generada alrededor de la llegada de Radiohead fue inusualmente virulenta. En contraste con aquellos "veteranos", el grupo liderado por Thom Yorke tiene una fuerte imagen alternativa y de vanguardia, con la que se identifican muchos de los seguidores del BDS.
Pero Yorke resultó un hueso duro de roer para Waters y la organización pro-Palestina. Frente a los llamados públicos del ex Pink Floyd, el cantante habló a través de Twitter y de una entrevista con el semanario Rolling Stone para explicar que, a su juicio, "tocar en un país no es lo mismo que apoyar a un Gobierno" o estar de acuerdo con sus políticas.
"Nosotros no apoyamos a (el primer ministro de Israel, Benjamín) Netanyahu más de lo que apoyamos a (el presidente norteamericano, Donald) Trump, pero igualmente tocamos en los Estados Unidos", dijo Yorke.
La presencia de tropas norteamericanas en Irak, Afganistán o Siria hasta ahora no detuvo, por ejemplo, la organización de conciertos de Waters en Estados Unidos.
En las declaraciones de principios de junio a Rolling Stone, Yorke descartó las críticas del ex Pink Floyd por "condescendientes" y aseguró que es "realmente decepcionante que músicos que respeto piensen que no somos capaces de tomar una decisión moral por nosotros mismos después de tantos años".
Claramente, también es una razón importante que, a principios de los 90, cuando la banda recién arrancaba y recibía solamente malas reseñas de la prensa de Londres, Radiohead fue un extraño éxito en Israel gracias a la ayuda de un DJ local. Aprovechando ese pequeño suceso, el grupo organizó aquí una serie de conciertos que terminaron a sala llena y, probablemente, la primera vez que se sintieron adorados por el público, entre ellos la joven israelí que luego se convertiría en esposa del guitarrista del grupo.
Durante el concierto del miércoles en el HaYarkon, una especie de Central Park de Tel Aviv, Yorke no hizo menciones al conflicto hasta el momento de la última canción, "Karma Police", cuando se dirigió al público y comentó: "Se habló mucho sobre todo esto, pero, al final, tocamos algo de música".
Más allá de la batalla alrededor de Radiohead, el boicot cultural afecta en gran manera tanto al Gobierno como al público israelí.
El BDS, que tiene amplia repercusión pública, hasta ahora logró que muchos músicos cancelen sus conciertos aquí (de Stevie Wonder a Elvis Costello, pasando por Pharrell Williams y Natalie Imbruglia, aunque algunos de ellos citaron "problemas organizativos") y lograron que algunas universidades extranjeras cancelen programas de cooperación con instituciones israelíes. Sin embargo, alcanzaron muy poco impacto en el frente económico del boicot.
A pesar del relativo alcance del BDS, la campaña, y en especial Waters, están considerados entre los "principales enemigos" del país por parte del Gobierno, que le presta muchísima atención. De hecho, el concierto de Radiohead fue señalado por parte de la prensa israelí como una "victoria" sobre el BDS.
En el medio, los fans israelíes viven un pequeño calvario cada vez que se anuncia un concierto.
En Israel, "no es simplemente comprar una entrada y tener una cierta certidumbre de que vas a poder ir" al recital, explicó Gustavo Malamud, un programador argentino que vive en ese país. "Acá -dijo a Infobae con la entrada en la mano y antes de llegar a las puertas del anfiteatro- hay que tener en cuenta un montón de factores que a lo mejor son inusuales" para personas de otros países. Esos factores incluyen amplias consideraciones en materia de seguridad, que no se desate una guerra cuando está por llegar un artista, o "si Roger Waters le envió un email o llamó telefónicamente a una banda como Radiohead, como efectivamente pasó, para que no venga".
"Es una incertidumbre un poco molesta -continuó-, porque te hace estar hasta el último día con el ticket en la mano, esperando que no se cancele, que no haya ningún tipo de conflicto".
Según Malamud, "el boicot del BDS es una situación muy particular para la gente acá, porque la verdad que lo sienten como un inconveniente y casi como una afrenta personal". Es que, "la gran mayoría de la gente, a pesar del voto, no influye en lo que ocurre día a día en la política de Medio Oriente".
De hecho, una gran parte de la población israelí -y seguramente una mayoría de los asistentes al concierto de Radiohead- es favorable a negociaciones de paz con los palestinos y hasta está de acuerdo en que se necesita ejercer fuerte presión sobre el Gobierno para que avance en ese sentido.
Y muchos de esos israelíes que, en teoría, están de acuerdo con algunos de los argumentos del BDS, desconfían de la organización pro-Palestina y de sus verdaderas intenciones.
"Odio a mi gobierno y estoy en desacuerdo con la mayor parte de sus actos", señaló, por ejemplo, el músico y productor israelí Adi Madanes. "Pero yo sé -afirmó- que la solución no va a venir de parte de viejos racistas que difícilmente entiendan lo que realmente sucede" en el Medio Oriente.
"El BDS y Waters", dijo Madanes simplemente "odian a los judíos, pero no lo van a admitir porque eso sería reconocer que son antisemitas, y ningún europeo moderno haría eso".
Madanes dijo incluso que no estaría en contra de un boicot "que provenga desde un lugar genuino" y que ayude en dirección de la paz, pero BDS y Roger Waters no son el caso, ellos son nada más que antisemitas".
El músico recordó además el caso de Gorillaz, el grupo de Damon Albarn que, en el 2010, canceló un concierto en Israel para tocar pocas semanas después en… Siria.
"Yo soy fanático vegano y cuando toco en vivo gran parte de mi público no lo es -relató el cantante-, pero siempre les hablo y trato de convencerlos, porque de eso se trata ser progresista".
 Antes de entrar al recital, el ingeniero chileno Hernán Theiler recordó, por ejemplo, el concierto de The Police en Viña del Mar en 1982. "Nadie llegaba a tocar a Chile en aquellos años bajo el dictador Augusto Pinochet, pero de repente llegó The Police y fue un verdadero regalo", contó. Salvando las distancias, aquel recital también generó polémicas, y agregó: "Fue algo muy especial, nos hizo muy bien", expresa en referencia a aquellos que soportaban el gobierno militar.
Theiler, al igual que Madanes, dijo incluso estar de acuerdo en los posibles beneficios de un boicot comercial para empujar la paz, pero, expresó: "Cuando yo escucho música no me pongo a pensar en política". Ilan Theiler, hijo de Hernán y cineasta, explicó, por su lado, que "los territorios (palestinos) no son Israel, y el público israelí no es el gobierno".
"Hay que saber separar", pidió Ilán según el cual los argumentos del BDS no deberían incluir "cancelar la cultura".
"Lamentablemente, los activistas del BDS trabajan duro para someter el arte a la política, para hacer que cada performance en Israel, o su cancelación, una declaración política de los artistas, cuando en realidad casi nunca es así", señaló por su lado el ejecutivo discográfico David Renzer, uno de los fundadores de Creative Community for Peace (CCFP), una organización lanzada para contrarrestar el impacto del boicot.
Renzer afirmó que "la decisión de tocar en Israel, o en cualquier lado, está completamente desconectada de la política" para la mayoría de los músicos. Los artistas que van a Israel, sean Madonna, Paul McCartney, Metallica o Radiohead, "actúan simplemente porque quieren hacerlo para sus fans israelíes, de la misma manera que lo hacen en cualquier otro país en el mundo, y casi siempre la pasan bien mientras lo hacen".
Según el ejecutivo, ex CEO en Universal y actualmente al frente del Spirit Music Group, la visita de la banda de Yorke "seguramente le dará fuerza a otros artistas para hacer lo mismo si les toca caer bajo el ataque de Roger Waters y otros 'bullies' del BDS". Incluso, completó, "lo que hace el BDS es exactamente lo opuesto a los que los israelíes y palestinos necesitan, que es ser acercados" a la mesa de las negociaciones de paz.
Por su lado, en su declaración de principios, el BDS hace algunas afirmaciones que flotan entre la realidad de los hechos y la voluntad de sus propias posiciones políticas. Si bien Israel ocupa desde hace décadas territorios que las Naciones Unidas concedieron a los palestinos y que luego de la guerra de 1948 estuvieron en manos de Jordania o Egipto, la situación tiene muchos responsables, en ambos lados. Y es también objetivo de continuo debate el carácter "colonialista" de Israel y, por otro lado, difícil de probar que exista en este país un sistema de apartheid, tal como afirma el BDS.
La situación en el Medio Oriente en general, y en Israel y los Territorios Palestinos en particular, es profundamente compleja y, curiosamente, así lo entendió uno de los tantos músicos que tuvo que ceder ante la presión del boicot.
A mediados del 2011, el cantante Jello Biafra, ex líder de la banda punk norteamericana Dead Kennedys, decidió suspender el concierto que iba a dar en Tel Aviv porque, afirmó entonces, no quería someter a los músicos de su banda a las consecuencias de las presiones del BDS. De todas maneras, como buen artista curioso y políticamente comprometido, Biafra decidió viajar solo a Israel, no para tocar, sino para visitar el país y los territorios palestinos para entender un poco mejor las causas de tanta violencia y odio.
El resultado fue un largo e interesante relato que publicó en el sitio del sello discográfico Alternatives Tentacles, donde el músico describió sus impresiones sobre tanto el extremismo de cierta derecha israelí como sobre los peligros de Hamas, cuyos "atacantes suicidas y cohetes son muy, muy reales".
"Así que ya estuve en Israel, y también en Palestina, al menos logré percibir un poco del sabor del lugar, pero no de la manera que originalmente esperaba", escribió Biafra en aquel relato.
El relato de una experiencia de aprendizaje que tantos artistas se están perdiendo en los últimos años bajo la presión de Roger Waters y el BDS.