Los derechos fueron comprados por Michael Jackson y vendidos a Sony/ATV tras su muerte. McCartney ha buscado por años recuperar la propiedad y en su demanda señala que envió una notificación a Sony/ATV en la que afirma que los reclamará bajo una cláusula de la ley de derechos de autor de Estados Unidos que lo hará posible a partir de 2018.
Sony señaló que la demanda es "innecesaria y prematura".