El poder poético de sus canciones y la presencia siempre enigmática de Bob Dylan se impusieron el viernes durante el recital que el laureado músico estadounidense ofreció en la ciudad de México para concluir su visita al país, el mismo lugar que sirvió como influencia en su nueva producción discográfica.
Con su recital, Dylan, considerado uno de los artistas más importantes de la música popular del último medio siglo y a quien el mandatario Barack Obama otorgará la Medalla Presidencial de la Libertad, la mayor condecoración civil en Estados Unidos, cerró el tramo latinoamericano de su gira "The Never Ending Tour 2012" tras su paso por Argentina, Chile y Costa Rica.
El músico próximo a cumplir 71 años visitó México por cuarta ocasión en su carrera artística en un momento especial, previo a la publicación del disco número 35 de su carrera, compuesto por canciones inéditas y el que, según David Hidalgo de la agrupación mexico-estadounidense Los Lobos, contará con la incorporación de instrumentación mexicana.
Acompañado por los guitarristas Stu Kimball y Charlie Sexton, el bajista Tony Garnier y el baterista George Receli, "El Poeta del Rock" apareció en el escenario de forma discreta para iniciar un viaje sonoro, que incluyó canciones recientes y esos clásicos a los que el músico siempre imprime una nueva e inesperada vida.
Sin pronunciar palabra, el artista inició su recital con "Leopard-Skin Pill-Box Hat" a la que le siguieron "To Ramona", "Things have changed", "Tangled Up In Blue" y un cover a "Rollin' And Tumblin''', de Elmore James, que fueron ovacionadas por las poco más de 6.000 personas reunidas en el recinto.
La característica voz aguardentosa de Dylan y su sombra reflejada en una manta fueron por momentos lo único que certificaba que el mítico músico estaba en el lugar, ya que la altura del entarimado y la ausencia de pantallas impidieron que el público tuviera una buena vista, lo cual causó la molestia de algunas personas.
El repertorio de este ícono de los 60, a quien se le adjudica que haya impulsado y desafiado a The Beatles para escribir letras más serias, también estuvo conformado por "Desolation Row", "Cry a While", "Spitit On The Water", "Summer Days", "Love Sick", "Highway 61 Revisited" y "Simple Twist of Fate".
Dylan, el hombre al que se le dedican congresos en las universidades, el que desde hace años es propuesto como candidato a un Nobel de Literatura y a quien Bono de U2 se ha referido como "el malabarista de la belleza y de la verdad; nuestro William Shakespeare con camisa a lunares", logró un momento de éxtasis con la interpretación de su emblemática pieza "Like A Rolling Stone" y "All Along The Watchtower".
El cierre definitivo llegó con su no menos legendaria "Blowin'In The Wind" ante el júbilo de un público que disfrutó de esta leyenda musical.
El sábado se realizaba el segundo concierto de Bob Dylan en la capital mexicana, luego de haberse presentado el 7 de mayo en Monterrey y dos días después en Guadalajara.