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viernes, 20 de mayo de 2011

Jack Johnson sedujo al Quilmes Rock

El cantante estadounidense Jack Johnson sedujo a 22 mil personas en la primer noche del Quilmes Rock con la afectuosidad y sensibilidad de sus canciones, alejadas de cualquier pretensioso artificio y del stress de locura de la vida moderna.
Con extrema sencillez, Johnson con su guitarra construyó una carrera en base a canciones simples, que endulzan oídos femeninos, sin caer en la cursilería baladística, sino más bien con la intención de acercar al hombre con la naturaleza y los sentimientos.
Este hawaiano ha cosechado en la Argentina un público fiel, compuesto en su mayoría por hermosas mujeres que anoche poblaron el estadio GEBA de las calles Freire y Dorrego y que lo vivaron y lo acompañaron en cada canción.
Pero el fenómeno de Johnson no tiene ninguna similitud con el griterío femenino que se vive en un recital de Ricky Martin o Luis Miguel, sino más bien por el de aquellas que se sienten seducidas por un chico que les canta al oído y les propone vivir una vida en una casa cercana al mar.
Unas velas, unos daiquiris y margaritas con un disco de Johnson, garantizan el éxito para un hombre en la tarea de seducir a una mujer y llevarla a la cama, rendida, mientras el hawaiano se despacha con su rock de playa.
Anoche estuvo acompañado por una banda notable integrada por el tecladista Zach Gill, el baterista Adam Tpol y el bajista Merlo Podlewski, que con la misma calma y placer lo ayudaron a conducir el velero a buen puerto.
Hombre del sur, amigo de un músico de similares características como Ben Harper, Johnson hace del mar, las playas y el sol, su hábitat, con formato de rock, más algunas gotas de reggae.
Desde que la fama lo abordó con el disco "In between dreams" en el 2003, Johnson se ha dedicado a pasear sus melodías tranquilas, su prédica a favor de un mejor vínculo del hombre con la naturaleza y su postura antibelicista por todo el globo, sin perder un gramo de humildad.
Vestido con un jean y una remerita subió anoche al escenario, tomó su guitarrón Gibson y sedujo a la gente desde el primer rasgo de la hermosa "You and your heart" de su último disco "To the sea", al que siguió la bonita "If had eyes" de "Sleep through the static".
Con esas melodías, Johnson encantó a la gente y la trasladó inmediatamente a las playas, y a muchas chicas las sedujo como si su héroe acabara de derrotar a una ola gigantesca.
Ex campeón de surf, Johnson se dedicó a la música después de sufrir una lesión y de la mano de amigos como Ben Harper fue construyendo un nuevo sonido para el rock de surfers, alejado de los Beach Boys pero no por eso menos dulce o interesante.
Con Gill acompañándolo a veces con una melódica, pero la mayor parte del tiempo con un Hammond, Johnson exuda una tranquilidad pasmosa, alejada del vértigo de un típico habitante de una urbe gigante como Buenos Aires.
El habitante de Hawai, por suerte para él, jamás sufrirá del enfermante y agobiante ritmo de vida de un porteño o un neoyorkino, que ha ido perdiendo vínculo con lo humano y lo natural.
Con mucha timidez, Johnson pidió disculpas por no hablar mucho castellano y agradeció el Feliz Cumpleaños que le cantaron las miles de fans que poblaron GEBA y que sin dudas quedarán como el público más lindo e interesante para el ojo masculino de un recital de rock en el 2011.
A lo largo de la noche Johnson fue cambiando su eléctrica por una acústica y hasta por un cuatro para ir tocando canciones como "Sitting, Waiting, Wishing" y "Upside Down" de la banda de sonido de la película animada "Jorge el curioso".
Con esa calma entonó una bonita versión, siempre en tono surfer, del clásico de los Ramones "I wanna be your boyfriend", para luego despacharse con "Tomorrow Morning" y "Red wine, mistakes, mythology".
Para placer de la gente también tocó "Banana Pancakes", "Same girl" y la hermosa "Breakdown".
Con la misma simpleza con la que subió al escenario se bajó para subir un par de minutos después con su guitarra y tocar tres bises, que sedujeron aún más a la gente, que sin dudas, lo hizo sentir como en su Oahu natal.
Un rato antes se subió al escenario principal, la cantautora folkie inglesa Laura Marling, que influenciada por figuras como Donovan, Joni Mitchell y un Bob Dylan acústico, tocó apenas 20 minutos.
Un rato después el Cadillac Señor Flavio mostró su veta new wave con la ayuda del Massacre Wallas y de su hijo Astor, quien merece la atención por la fuerza y la precisión con que toca la batería. Antes habían pasado los Tipitos con su puñado de buenas canciones de claro gen de rock argentino.