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domingo, 1 de mayo de 2011

Excentricidades monster de Lady Gaga

El rumor se propagó mundialmente como “Bad romance” y “Poker face”, que entraron por los poros de la piel de millones de fans, al mismo tiempo que la curiosidad (y el morbo) taladró las redes de internet. El año 2010 fue de bombardeo publicitario para colocar en el espacio sideral —con todo y vestuario galáctico— a Stefani Joanne Angelina Germanotta.
Durante los Brit Awards en febrero de 2010, descubrió su entrepierna sin sonrojarse —como quien abre un ramo de flores— para mostrar el cuerpo oscuro del deseo, que tanto promovieron sus publicistas. Las miradas se congelaron sobre el escenario que iluminó un maillot transparente en tono blanco, que apuntaba precisamente en el blanco.
Fue una probadita para satisfacer las tentaciones del misterio, traducido en éxito arrollador de los Brit Awards, donde se condecoró a Lady Gaga con tres estatuillas: Mejor Artista Femenina Internacional, Mejor Nueva Artista y Mejor Álbum Internacional. Tan sólo a unos días de haber arrasado en los Grammys 2010, colocada entre las tres artistas más galardonadas, después de Beyoncé y Taylor Swift.
El secreto de su ser hermafrodita —y Diosa de la tentación— se convirtió en conejo lampareado y objeto de provocación, apareciendo con blusas espaciales (chiquivestidos), adornando sus piernas con pantimedias de red y pantaletas ajustadas, despertando la inquietante duda: To be or not to be, sexo “macho menos”? That’s the fucking question, asaltaba a los medios. Los blogs se dedicaron a cazar al conejo del misterio con las declaraciones incendiarias de la Gaga nada Lady Di: “Yo no estoy ofendida, mi hermosa vagina está ofendida”.
El blog Star Trash citó supuestas declaraciones subidas al blog de la cantante: “No es algo de lo que me tenga que avergonzar, simplemente es algo que no voy contando a todo el mundo por ahí. Sí, tengo ambos genitales, los masculinos y los femeninos, pero me considero sólo hembra. Se trata solamente de un pequeño pene que en realidad no interfiere en mi vida cotidiana para nada. Si no he hablado de ello hasta ahora es porque no es un asunto importante para mí”.
Hasta aquí admitió —supuestamente— su género hermafrodita, continuando con los malabarismos publicitarios. Sin embargo, en un programa radiofónico en Brisbane, Australia, cuando fue cuestionada sobre el pequeño pene que apareció en su actuación del festival Open Air Festival en Glastonbury, Inglaterra, respondió: “He vendido cuatro millones de discos en seis meses. Nada me da vergüenza”.
El misterio ha sido objeto de observación cuidadosa en YouTube: Lady Gaga’s Penis, pero si se lo cortó o no, Stefani Germanotta es la nueva mamasota y la Diosa internética del siglo XXI. Reina de YouTube y diosa del Twitter como primera artista que encabeza la lista de celebridades más seguidas en Facebook (y YouTube) con mil millones de visitas, gracias a sus “little monsters”, como llama a sus fans.
Quienes la comparan con Madonna deben saber que en una actuación en New York, su hermana le envió el mensaje: “Madonna está a 15 pasos de mí y hay dos chicos practicando sexo en el público”; “Wow, esto es exactamente lo que yo quería. Tengo a Madonna y tengo sexo gay”, festejó la intérprete de “Bad romance”.
Mucho antes de su coronación como Reina del pop del siglo XXI, junto a la que Britney Spears y Lindsay Lohan aparecen como bobaliconas de ocasión, Quentin Tarantino le proporcionó su Pussy Wagon, la camioneta amarilla de interiores rojos kitsch que Uma Thurman roba en Kill Bill, y Lady Gaga utilizó en el videoclip Telephone conducida por Beyoncé (la “coñoneta”, la bautizaron en España). A tres días de su estreno, el video generó 16 millones de visitas por internet.
Convertida a los 24 años en celebridad millonaria, entre los famosos mejor pagados que tienen menos de 30 años que atesora 62 millones de dólares, según Forbes, ni siquiera le sobra tiempo para tener novio: “Soy única, adicta al trabajo y estoy sola, pero estoy bien. Mi vibrador y yo estamos contentos”. Por eso es la heroína de las adolescentes del siglo XXI.
La lista de actos provocadores es interminable: su video Lovegame, prohibido por la disquera, haciendo un trío no precisamente con Los Panchos; su concierto semidesnuda en Ibiza y una fiesta salvaje —como la llamaron— en Hamburgo, después de su actuación en estado de ebriedad. Firmando autógrafos —hasta atrás— bebiendo cerveza hasta perder el equilibrio y caer al suelo. Tumbada sobre la alfombra, pidió otra chela.
Su admiración por Boy George la impulsó a pedirle un autógrafo en su vagina, y aunque el locochón cantante estuvo tentado a descubrir los misterios que oculta en la entrepierna, al final prefirió firmarle su sombrero. Con la misma naturalidad con que se enfundó su vestido de carne cruda, durante la edición de los premios MTV 2010 (nominada en 13 categorías y se llevó ocho estatuillas).
Su heroicidad no fue por haberse expuesto a la crítica, sino al riesgo de que se la cocinaran las moscas, soportar el peso y el olor de los filetes (25 kilos de falda de ternera) que le confeccionó su carnicero-diseñador. Encima de los filetes atados a las zapatillas, el tocado de la cabeza y el bolso-vacuno adornado con pedrería. ¡Vaya excentricidades de la Lady!
Se antojaba comérsela más como tacos de bistec que como sex symbol. Pero con todo y sus desenfrenos de mercadotecnia, ha demostrado que sí canta y es una buena pianista al lado de Elton John por ejemplo, además de políticamente correcta como su pronunciamiento contra la ley SB 1070 en su concierto de Arizona.
Inspiradora del curso universitario “Lady Gaga y la sociología de la fama” (Universidad de Carolina del Sur), está lista para otro salto galáctico con su hit “Americano” (mariachi-techno-house) y su video “Judas”, que se estrenará mañana en American Idol, en pleno Monster Ball Tour.