Volver a escuchar The Wall. Volver al clásico, genial, incomparable álbum doble es siempre una buena idea; nunca cansa, nunca es suficiente. Poder disfrutar en directo y revivir los temas que hacen a esta ópera maestra del rock es una oportunidad que todos, y no sólo los fanáticos, quisieran experimentar. La liturgia del vivo, claro, dota a la escucha de estas inconfundibles e inolvidables piezas de un valor agregado que (como todos los shows pero muy especialmente en este caso) la hace incomparable con la mera reproducción casera. Dichosos sean, pues, aquellos que puedan estar presentes en cualquiera de las paradas de la nueva gira de Roger Waters que, obviamente, y una vez más, lleva el nombre de la obra rememorada: The Wall. Con su presentación en Toronto, Canadá, el ex Pink Floyd dio inicio a su tour que, por ahora, tiene pautadas fechas sólo para América del Norte y Europa. Los relegados de América Latina, rogamos, lloramos y pedimos a gritos su regreso a nuestras tierras: esperamos que no sea en vano...Mientras esperamos la confirmación (o no) de su llegada al país o alrededores, sepamos de qué va este revival aunque sea desde la distancia. Después de cinco años, Waters, hace un par de meses, volvió a reunirse con su compañero David Gilmour para tocar cuatro temas en un concierto a beneficio; luego de esa ocasión, aprovechó para desmentir cualquier posibilidad de reunión futura. A pesar de eso, el show en Toronto volvió a construir ladrillo por ladrillo el gigantesco muro de 73 metros de ancho y 12 de alto, retrotrajo a todos los presentes en el Air Canada Centre y los arrastró hacia el interior de ese mundo psicodélico, algo perturbador y bastante escalofriante pero tan necesario para la historia de la música.
